El origen de los Hicsos: El pueblo que invadió y conquistó el antiguo Egipto

1 año ago 437

LOS HICSOS


 Así lo cita Flavio Josefo:


 Durante el reinado de Tutimeos, la ira de Dios se abatió sobre nosotros; y de una extraña manera, desde las regiones hacia el Este una raza desconocida de invasores se puso en marcha contra nuestro país, seguro de la victoria. Habiendo derrotado a los regidores del país, quemaron despiadadamente nuestras ciudades. Finalmente eligieron como rey a uno de ellos, de nombre Salitis, el cual situó su capital en Menfis, exigiendo tributos al Alto y Bajo Egipto...


El origen de los hicsos


La continua inmigración de gentes procedentes de Canaán culminó con los invasores hicsos, que llegaron a Egipto hacia el s. XVIII a. C., en una época de crisis interna, conquistando la ciudad de Avaris. Posteriormente tomaron Menfis y fundaron las dinastías XV y XVI. Introdujeron en Egipto el caballo y el carro de guerra. Desde mucho antes de esta época ya había una considerable presencia asiática en el delta del Nilo, originada por graduales oleadas migratorias.


Los egiptólogos calculan que la duración de su dominio sobre Egipto fue de más de cien años (incluso hay quienes hablan de una ocupación de cinco siglos). La capital del reino estuvo en la ciudad de Avaris en el delta del Nilo, actual Tell el-Daba; sin embargo, no dominaron todo el territorio egipcio, pues varios nomos (regiones) del sur no llegaron a estar totalmente bajo su control, entre ellos el de Tebas.


En los textos de los epítomes de Manetón, los reyes hicsos aparecen como las dinastías XV y XVI. En el Canon Real de Turín sus nombres estaban en los epígrafes X.14 a X.30, aunque desgraciadamente está muy dañada esta parte, faltan fragmentos y algunos textos son ilegibles. El más conocido, y con quien el reino hicso llegó a su apogeo, es Apofis I, que gobernó en el siglo XVI a. C., y del que se ha encontrado una hermosa jarra de alabastro con su nombre y titulatura en Almuñécar, en el sur de España.


La caída del Imperio Medio de Egipto


La aparición de los hicsos plantea uno de los mayores dilemas de la historia egipcia. Su origen, significado y permanencia todavía son objeto de estudio e investigación. Si comenzó como una migración paulatina, se transformó con el tiempo en conquista militar del territorio egipcio. Esta se logró por los avances tecnológicos que dieron a los invasores extranjeros ventajas tácticas que resultaron decisivas; a saber: la introducción del arco compuesto, la armadura de escamas de bronce, las dagas y espadas curvas de bronce, la utilización del caballo y los carros de guerra (al final de su reinado), desconocidos por los egipcios, y el uso intensivo del bronce que dio a los hicsos una ventaja militar decisiva.


La fuerza militar egipcia consistía esencialmente en infantería, armada con hachas, mazas, lanzas y escudos. El pueblo egipcio, hasta esta etapa de su evolución, era una población que se dedicaba esencialmente a la agricultura, donde se reunían ejércitos de forma temporal para fines determinados durante lapsos de tiempo acotados. No existía hasta ese momento un cuerpo armado en forma permanente.


Los hicsos como florecientes mercaderes


Esta apreciación de los hicsos como florecientes mercaderes, aportada por estudiosos como Teresa Bedman, sostiene fundamentalmente: que tras un período de incertidumbre y desorganización durante la dinastía XIII Egipto sufrió una partición, estableciéndose dos reinos, uno en el Alto Egipto con capital en Tebas y otro en el Bajo Egipto con capital en Xois. De nuevo llegó la paz y prosperidad con la afluencia de varios pueblos que se confederaron, formando nuevas dinastías en el delta del Nilo (las dinastías hicsas XV y XVI), aunque al tiempo sigue existiendo un reino independiente de gobernantes egipcios con capital en Tebas, en el Alto Egipto, la dinastía XVII.


No hay un origen étnico único en los hicsos: se conformó fundamentalmente de inmigrantes de las regiones de Canaán y Siria, también de hurritas, al menos en sus tradiciones. Durante este período los nuevos soberanos no interrumpieron las costumbres egipcias, y en muchos casos las tomaron como propias, copiándose en papiros textos que recogían antiguas tradiciones, y esto solo puede ocurrir en momentos de paz y florecimiento económico.


No debería considerarse a los hicsos como un pueblo guerrero y devastador, aunque hubiera castas militares entre ellos. La mayoría eran comerciantes emigrados por el desplome de los mercados tradicionales de Biblos y Megido; su gran expansión territorial, no se debió a una conquista militar, sino a razones comerciales, y su presencia en puntos tan alejados como Cnosos, Bogazkoy, Bagdad, Canaán, Gebelein, Kush y el sur de la península ibérica, se debe a razones comerciales y económicas, no a la existencia de un gran imperio hicso. 

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